Registro Propiedad Intelectual nº 11467 de 1940
CAMBIO DE HORIZONTES
Argumento cinematográfico original de José Suárez
Interior de las oficinas de una compañía de navegación. En un gran mapa mural varias banderitas señalan la posición de algunos barcos que se encuentran navegando por el Atlántico. Un empleado las cambia de lugar y aproxima una de ellas a las costas de América del Sur.
Un barco de carga de poco tonelaje navegando en alta mar. Algunos miembros de la tripulación trabajan sobre cubierta, mientras los que están en turno de descanso emplean a su antojo el tiempo de que disponen. Un fogonero toca el acordeón y entona una melopea alusiva al mar; muy cerca de el, Manuel, tripulante indefinido, remienda un chaquetón de aguas y refuerza de vez en cuando la canción del fogonero; Evans, marinero de cubierta magro y cuarentón, duerme cara al sol, con la cabeza apoyada en unos cabos de amarre; y Kristian, también marinero de cubierta y frisando por los veintitantos años, atalaya el horizonte desde un lugar elevado de la obra muerta.
Alguien tira de las cuerdas que le sirven de almohada a Evans y este se despierta y mira hacia donde esta Kristian.
EVANS- Eh Kristian: si ves alguna sirena a flote dile que aquí la espero, para que me ayude a matar el tiempo.
KRISTIAN- (volviéndose perezosamente) Las sirenas que a ti te gustan no andan por estas latitudes. Viven ancladas y embotelladas en las estanterías de las tabernas.
MANUEL (mirando a Kristian) Si ese tuviera que vivir lejos del mar, se moriría como un pez fuera del agua.
EVANS-(volviéndose hacia Manuel) Como que yo creo que vino a este mundo en el pico de una gaviota.
Evans mira su reloj y se levanta al tiempo que llama a Kristian
EVANS-Amiguito: a ver si despiertas. ¡Ya es la hora del relevo! …
Kristian sigue mirando impasible hacia el horizonte. Un penacho de humo peinado por el viento se disuelve en la estela del barco.
En el mapa mural de las oficinas de la compañía naviera, todas las banderitas han avanzado en dirección a la derrota de cada uno de los barcos. Una de ellas esta clavada en el puerto de Buenos Aires.
A bordo del barco de cuya tripulación forman parte Kristian y Evans, todo parece dispuesto para zarpar en breve.
Kristian amarra el chicote de un larguero y Evans pasa por su lado vistiendo ropa de ciudad.
KHISTIAN- ¿Vuelves a tierra?
EVANS- Si. Me esperan unos amigos ¿Quieres acompañarme?
KKISTIAN (previo un gesto negativo) -Tus amistades son de las que se suben a la cabeza. ..Ya sabes que zarpamos a media noche.
EL CAPITÁN DEL BARCO (aproximándose a Evans)- Y no me gusta llevar borrachos a bordo.
Evans mira al capitán, sorprendido por su presencia, y acusa el efecto de las intencionadas palabras de este, sin desistir por ello de bajar a tierra.
En el área luminosa de un farol de cubierta, varios marineros se agrupan alrededor de uno que toca el acordeón. Kristian se aproxima a ellos.
KRISTIAN- ¿Sabéis si Evans esta ya a bordo?
MARINERO PRIMERO- No lo he visto.
MARINERO SEGUNDO- Yo lo dejé en la «CRUZ del SUR», muy bien acompañado.
KRISTIAN (con desconfianza)- Quien estaba con el…
MARINERO SEGUNDO- Una rubia oxigenada, que le ayudaba a vaciar una botella de whisky.
Kristian se separa de sus compañeros.
Muestra luminosa, de *La Cruz del Sur*. Kristian franquea la puerta y mira hacia el interior, con mirada de sabueso. y al no ver a su amigo prosigue la búsqueda hasta dar con sus huesos en una taberna «Las Mariñas» en donde se sienta para descansar, antes de volver a bordo. Un mozo se le aproxima.
M0ZO- ¿Que le sirvo, señor?
KRISTIAN- Cerveza.
Una mujer – físicamente agradable, a pesar de su aire profesional ocupa una mesa contigua a la de Kristian, y el mozo que trae la cerveza que ha pedido el marinero se dirige a ella.
MOZO- ¿Le sirvo algo?
MUJER- ¿Tampoco hoy ha venido por aquí?
MOZO- Yo, al menos, no lo he visto.
MUJER- Tráeme un ajenjo.
El ruido de la puerta, al abrirse, atrae la atención de la mujer; pero esta, decepcionada, clava la vista en el suelo y enciende un cigarrillo. Kristian la ha estado observando.
KHISTIAN- ¿Me permite que yo substituya a la persona que usted espera? Conozco el idioma amoroso de todos los puertos del mundo… Las sirenas de los mares de Orienté me han revelado el secreto de sus caricias.
La mujer está tan impasible como si nadie hablase.
Un muchacho, como de veinticinco años, aire simpático y optimista que ocupa la mesa siguiente a la mujer, ha seguido la escena con la sonrisa a flor de labios y se decide a intervenir.
MUCHACHO- ¿No preferiría, tal vez, la compañía de un hombre de tierra adentro?…
El mozo vuelve con la copa de ajenjo. La mujer se la bebe de un solo trago y, depositando su importe sobre la mesa, sale con la misma naturalidad que si hubiera estado sola. Kristian y el muchacho, que la ven marcharse intercambian una sonrisa.
MUCHACHO- Parece que la dama desprecia a la gente de mar.
KRISTIAN- Tanto como a la de tierra, a juzgar por el éxito de la intervención de usted.
La sonrisa se hace más aglutinante y el muchacho llama al mozo.
MUCHACHO- Tráiganos cerveza. (Se vuelve hacia Kristian) Ahogaremos juntos esta pena, ya que a los dos nos afecte, por igual. (Le alarga la mano) Me llamo José.
KRISTIAN- Y yo Kristian
Ruido de la puerta que se abre violentamente. Evans entra zigzagueando, con muestras de haber llevado demasiado lejos sus confidencias con el whisky, y al pasar frente a un grupo de personas que rodean una mesa, alguien asoma un pie por entre dos sillas y Evans se enreda en el, estrellándose contra el suelo. Kristian y José acuden rápidamente en su auxilio y lo acomodan en una silla.
Kristian se incorpora al grupo en donde se encuentra el mal intencionado que le ha hecho la zancadilla a su amigo.
KRISTIAN- Solo un malvado puede hacer semejante canallada a un hombre indefenso
Los del grupo se intercambian sonrisas irónicas, mientras Kristian trata de identificar al culpable.
UNO DEL GRUPO- Y a usted quien le manda meterse en lo que no le importa.
Kristian toma de la solapa al que acaba de hablar, y descarga sobre el un fuerte puñetazo. Los demás componentes del grupo se ponen en guardia y se inicia una batalla en la cual José toma también parta, en defensa de los marineros. La pelea toma él cariz de una batalla campal, y una botella, que se estrella contra la lámpara, hace que la oscuridad imponga el cese de las hostilidades.
En la penumbra del calabozo de una comisaría de policía, Kristian y Evans ocupan sendos camastros superpuestos.
EVANS (sacudiendo a su compañero)- Eh, Kristian : ¿ Pero es que no vamos a zarpar nunca de este puerto ?…
Kristian se despereza y se incorpora, hasta que su cara entra en la zona de luz que se filtra a través de la mirilla de la puerta. Ruido de llaves y una mas amplia zona de luz, al entrar un vigilante.
KRISTIAN- Que quiere decir esto?…
VIGILANTE- Esto quiere decir que cuando no se sabe beber, no se bebe. Vamos, salgan ya…Y pueden dar gracias a la persona que se ha interesado por ustedes.
En la sala de espera de la comisaría, Jose soporta la reprimenda de un señor que lo trata con cariñosa superioridad. Es su patrón.
PATRÓN- Vaya con la mosquita muerta. De modo que ahora te me has hecho camorrista?… Pues ándate con cuidado, porque conmigo no quiero que cuentes para salir de estos líos.
El vigilante se aproxima, seguido de Kristian y de Evans.
VIGILANTE- Aquí están los dos pájaros que faltaban.
PATRÓN (mirándolos de pies a cabeza)- Si yo fuera el capitán de su barco, ya sabría como calmarles los nervios…En que dársena están ustedes atracados
KRISTIAN- Nuestro barco zarpaba a media noche,
PATRÓN (indignado)- ¡Como!… ¿Y por culpa de una borrachera han quedado ustedes varados en Buenos Aires?…Corran, a ver si por cualquier circunstancia ha retrasado la salida.
JOSE- (tomando del brazo a Kristian)- Yo trabajo en la grúa 27 de la Dársena Sur. Id a buscarme, si os habéis quedado en tierra.
Kristian y Evans se asoman al murallón del puerto: del barco no queda ni rastro. Lentamente se vuelven hacia la ciudad.
Los dos marineros están de pié delante de un empleado de la casa consignataria.
EMPLEADO- Yo no puedo hacer nada por ustedes. Traten de encontrar trabajo, y cuando venga algún bardo de la compañía, en el que puedan enrolarse,ya se les avisara.
José, desde el puesto de mando de su grúa, ve venir a Kristlan y a Evans, y llama a su ayudante.
JOSÉ- Ramón: ocupa mi puesto, hazme el favor, Vuelvo inmediatamente.
José desciende da la grúa y se une a los dos marineros.
JOSÉ- ¿Y?… ¿Se fue ya el barco, verdad?.. .. (Los dos afirman, con al gesto) ¿Y que pensáis hacer?…
KRISTIAN- Estuvimos en la casa consignataria.
EVANS- Y nos han dado muy buenos consejo
JOSÉ- Comoandáis de dinero
KRISTIAN- Mis pequeños ahorros los tenia en el barco. Me he quedado con unos pesos.
EVANS- Y yo le he dado todo lo que me quedaba a una hermana del Ejercito de Salvación
KRISTIAN- ( mirando a Evans)- Tu siempre tan esclavo de las buenas obras.
JOSÉ- (sonriéndose)- No os preocupéis…Mirad: yo vivo con mi madreen una casita de las afueras, y, habiendo buena voluntad, donde caben dos caben cuatro. Os venís conmigo, y cuando encontréis trabajo resolvéis lo que mas os convenga.
Los marineros no dicen una sola palabra, pero en su actitud se adivina el agradecimiento con que acogen el ofrecimiento de José.
Exterior de un almacén de barrio. En el interior del mismo, Rosa, mujer como de cincuenta y tantos años, de aire matriarcal y cariñoso, esta apoyada en al mostrador. Un muchacho se aproxima a ella, por la parte de adentro del mostrador, trayendo varios paquetes.
MUCHACHO- Creo que ya esta todo.
Rosa consulta un papel que tiene en la mano y Pierina, una italiana que representa cuarenta y tantos años, dueña del almacén, se aproxima a aquella.
PIERINA- (mirando hacia los paquetes de Rosa)- ¿Que dice, Rosa…Parece que esta de fiesta, eh?…
ROSA (habla con acento gallego}- No, Pierina. Es que tengo dos invitados, sabe?. ..Unos marineros, amigos de mi hijo, que se quedaron en tierra al hacerse su barco a la mar
PIERINA (sonriente)- Y para ganarse su confianza no hay nada mejor que tener una cartilla te marinero.
ROSA- Porque me pasé la vida entre ellos y los conozco muy bien.
VOCES DE UN BORRACHO- ¡Eh, muchacho sírveme otra copa¡
Pierina lo mira y va hacia el bebedor que escandaliza.
PIERINA~ Cuantas veces he de decirte que en mi casa no quiero borracho ¡
El aludido se resigná, ante el gesto autoritario de la patrona.
El huerto de la casa de Rosa, esta separado del de la casa colindante por una empalizada de cañas y enredaderas. Al lado de esta empalizada, Kristian esta tumbado en el césped. No lejos de el, Evans trata de sacar agua de un pozo.
KRISTIAN- Cuidado, Evans: a ver si té sienta mal el agua, después del tiempo que hace que no la pruebas.
EVANS (tras limpiarse labios con el dorso de la mano)- Y que culpa tengo yo de que la ginebra ande tan escasa por el mundo.
KRISTIAN- Sobra toda la que hay … Por su culpa estamos nosotros varados.
EVANS- Puntualicemos: ayer no caté la ginebra en toda la noche
KRISTIAN- fue el agua, la que te hizo perder la cabeza..
EVANS- Un par de whiskys, que he tenido que beber por compromiso.
KRISTIAN- Que cínico eres; ni siquiera la situación en que nos encontramos te hace perder el humor
EVANS- Y que ganas con preocuparte… Asi como asi, mis huesos ya van estando un poco duros para los trabajos de a bordo, y casi me alegro de haber anclado en este país, en donde la vida no debe de ser muy dificil.
KRISTIAN (con ironia)-¿Tu crees?…
EVANS-Por lo menos es una nación nueva, en donde hacen falta muchos hombres para que trabajéis.
KRISTIAN- ¡Claro!… Y muchos sinvergüenzas para que bebáis, verdad?
EVANS- Oye tu, que hoy no he tomado más que agua.
KRISTIAN- Y harás muy bien en irte acostumbrando a ella, porque te
voy hacer andar mas derecho que una vela.
EVANS-Hablas de un modo que me parece estar todavia en presencia del capitan. Solo te falta la gorra y la pipa que la semejanza sea completa…Y yo que creía que en estas tierras no se daba la mala hierba !
Kristian va a replicar pero se lo impide un chaparrón de agua que le cae sobre la cara. Mira hacia arriba y apenas si alcanza a ver a una muchacha que se oculta del otro lado de la empalizada.
EVANS-(riéndose) – Quieres un traje de aguas, por si arrecia el temporal?…
Elena- una muchachita muy atrayente, que esta acurrucada contra la empalizada, se incorpora poco a poco para averiguar el alcance de lo que acaba de hacer y se encuentra cara a cara con Kristian, que también trata de poner en claro lo ocurrido. La muchacha, muy sorprendida tira una regadera que todavía lleva en la mano, y sale corriendo en dirección a su casa, sin que el marinero acierte a explicarse lo ocurrido.
Rosa entra por la cancela del huerto y se aproxima a donde esta Kristian.
ROSA- Pero que le ha pasado, hombre de Dios.
EVANS- Nada. Que embarcamos una ola y cazó a Kristian desprevenido.
ROSA- (sonriendose y llevando la mirada de Evans a Kristian) -Quien lo mojó así?.
KRISTlAN (muy serio)- Una muchacha que, luego de haber llevado a cabo su hazaña se metió corriendo en aquella casa.
ROSA (riéndose) – ¡Cosas de Elena ! . . . Pero no se lo tome a mal porque seguramente lo confundió con Jose. . .Siempre están de broma…
KRSTIAN (sin deponer su seriedad) –¡Ah ! Pero esto ha sido una broma?.
ROSA- Y no de las más pesadas que se gastan entre ellos. Han crecido juntos desde muy pequeñitos y por sus juegos no pasa el tiempo….Si fueran hermanos no se querrían más de lo que se quieren… Pero venga, hijiño. Le daré un traje de José para que pueda cambiarse.
Los tres se encaminan hacia la casa.
En el comedor de la casa de Rosa, que recuerda la simplicidad de las habitaciones gallegas de las Rias Bajas, Evans y Kristian están comiendo; el desmedido apetito del primero contrasta con la inapetencia de su amigo. Entra Rosa, portando un cuenco de barro repleto da fruta,y se sienta en medio de los dos marineros
ROSA (dirigiéndose a KristiarO- Pero tiene que comer, malpocado. O es que piensa estarse an ayunas todo el tiempo que tarde un barco en venir a buscarlos?… No se desanime. . .Ya verán que pronto encuentran trabajo
EVANS (sin dejar de comer)- Y si no le encontramos tan pronto como nosotros quisieramos, tendremos que resignarnos.
Rosa se sonríe y Kristian mira a su compañero con seriedad.
ROSA- Tendría gracia que cuando pudieran marcharse, les agradase mas quedarse por acá. (Kristian sonríe, excéptico) No se ría, mi hijiño, porque no serian ustedes los primeros en echar raices en estas tierras.
KRISTlAN (con la vista perdida)- En un pais de llanuras. ..Yo naci entre montañas y solo baje de ellas para vivir en el mar.
EVANS-(siempre más atento a su plato que a la canversacion)-Como si el mar no fuera la mayor llanura que existe en el mundo.
ROSA- Yo también nací entre montañas, y en el rincón mas hermoso de la tierra. ..Ustedes no saben en donde esta Galicia?… (Los marineros niegan con la cabeza) Coitadiños ! Pues bien puedan decir que no saben en donde esta la Gloria. . .Pero que marineros son ustedes, que nunca han desembarcado en aquel paraíso?…
La imagen de Rosa se pierda en las aguas de una ria gallega, abandonando las cuales, nos internamos por corredoiras y pinares, por valles y por montañas , hasta impregnarnos de la melancolía con que los gallegos emigrados recuerdan a su patria lejana. De nuevo volvemos a la orilla del mar y seguimos la ruta que marca el camino de las Américas, hasta que la imagen de Rosa surge de nuevo, con dos lagrimas sobre la cara, y ella las ataja con la punta de su mandil.
ROSA- Yo no quisiera morirme sin ver de nuevo todo aquello… Ustedes nunca han oído hablar de los gallegos que se mueren de tristeza al encontrarse lejos de Galicia ?.
KRISTIAN- Y que razón hay, entonces, para que ustedes anden repartidos por todos los rincones de la tierra?.
ROSA- Quien lo sabe !…Cada uno lo explica a su modo; pero lo cierto es que los que no salen por el mundo, se pasan la vida conteniendo al emigrante que llevan dentro.
EVANS- Y los que emigran se la pasan llorando por volver a Galicia?. . .Vaya un rompecabezas !.
KRISTIAN- Vaya una insensatez, diria yo. Porque abandonar un pais tan hermoso, para venir a luchar contra la ingratitud de estas tierras…
ROSA- Ingratas estas tierras?… Y usted que sabe; si solo las ha visto desde la borda de su barco y con ojos de ave de paso.
KRISTlAN (despectivo)- Y que más hace falta para conocerlas,
ROSA- Hace falta incorporarse a su vida, midiendo con el mismo rasero los vicios y las virtudes; y, sobre todo, no olvidarse de que nosotros hemos venido aquí en busca de lo que otras tierras nos han negado.
KRISTIAN (con altivez)- Yo soy un marinero, no un inmigrante.
EVANS (mordiendo una manzana)- Y que es un marinero, sino un inmigrante que salta de puerto en puerto, hasta encontrar el país que más le conviene para echar el ancla?.
ROSA- Pues ustedes me parece que ya han fondeado,
KRISTIAN- Yo solo estaré aquí tanto tiempo como tarde en venir
un barco de nuestra compañía.
EVANS- No sabía que fueras armador.
ROSA- Ay, filliños…Yo solo vine a la Argentina con animo de reunir algún dinero que mis padres necesitaban para salir de una mala situación, y cuando llegó el dia de volverme a Galicia, me faltaron las fuerzas para decidirme, porque algo mas fuerte que mi voluntad me retenía en estas tierras.
EVANS- No andaría ya por medio el padre de José ?.
ROSA- No…Todavía no lo conocía pero es posible que ya lo presintiera, porque fue mi hijo la raíz viva que me ha unido definitivamente a este suelo.
EVANS- Bueno; me voy a tomar el aire, porque estas cosas me ponen muy triste…Oye Kristian: me dejas un par de pesos?…
KRISTIAN-(distraído)- Ahí, sobre la mesa, hay algún dinero. (Reacciona ante la petición de Evans).Pero oye, tú: que por tomar el aire no te van a cobrar nada.
Evans hace caso omiso de la segunda parte de la contestación de su amigo, y entra en la habitación que ambos ocupan.
Por la acera de una calle de las afueras de Buenos Aires, Evans marcha lentamente, y, al levantar la vista y tropezar con la muestra del almacén de Pierina, acelera el paso, como si hubiera encontrado la meta ansiada por el.
La puerta del almacén se abre bruscamente y Pierina arrastra hasta la calle a un borracho.
PIERINA- Ya te he dicho mas de una vez que en mi casa no tolero borrachos !. Aprende a beber, antes de volver por aquí.
Evans, que ha presenciado de cerca la escena, entra en el almacén y se sienta frente a una mesa.
MUCHACHO DEL ALMACEN-¿ Que desea el señor?.
EVANS- Quien, yo?… (¿Pasea la vista por la estantería de botellas, pero el gesto autoritario de Pierina le obliga a refrenar sus deseos). Me vás a traer…un te. Un te de manzanilla…
El muchacho va en dirección al mostrador y Evans clava los ojos en Pierina, exteriorizando su rabia.
EVANS-Otro capitán al que solo le falta la gorra y la pipa!…
En las primeras horas de la noche Elena y José están hablando, apoyados contra la cancela del huerto de la casa de la muchacha.
ELENA- Si, tu te ries; pero si supieras que poca gracia le ha hecho a tu amigo mi equivocación…Me miraba con unos ojos!…
JOSÉ(riendose)-Le habrás pedido perdón, al menos.
ELENA- Que va !…No aparecí por tu casa. Y eso que tenia que coser unas cosas en ia maquina de tu madre.
JOSÉ Pues ahora vamos juntos, y le explicas a Kristian lo sucedido.
ELENA- No!… Yo no voy porque es un hombre muy serio.
JOSÉ-Pero si es un muchacho delicioso.(La toma de la mano).Vamos…
En el comedor de la casa de Rosa, esta y Kristian están hablando sentados en sendas sillas bajitas. La mujer cose,y el marinero, que todavía lleva puesto el traje de José, esta recostado contra la pared y mira nacia el techo.
KRISTIAN-Es que yo el mar lo siento como si lo llevase dentro de mi mismo.
ROSA-(sin levantar la vista de su labor)-Cuando tanto lo quiere, sera porque le haya proporcionado muchas satisfacciones.. .A mi, en cambio !… Todavía me parece estar viviendo la noche en que una galerna hizo zozobrar la lancha de mi padre…¿ El pudo volver a tierra mílacrosamente, pero uno de mis hermanos se perdió entre las olas…Y por si esto fuera poco, tambien al mar le debo mi viudez: mi marido era marinero y el barco en que navegaba se perdió en ios mares de las Antillas.
KHISTIAN (tras observar a Rosa en silencio)-Y,digame: como José, descendiendo de marineros, ha podido resistir la tentación del mar?.
i
ROSA- Mi trabajo me ha costado desviarle su inclinación.
Hasta eiios llegan las voces de Elena y Jose, que se aproximan a ia puerta del comedor.
ELENA-Déjame…No me hagas entrar.
JOSÉ- Bueno, se acabó. (Toma a la muchacha en brazos y entra con ella)Aqui traigo a esta mocita para que te pida perdón por la ducha de esta mañana.
ELENA(parapetada detrás de la madre de José)-Yo lo mojé creyendo que era José.
Kristian mira fijamente a la muchacha y se rinde ante su belleza.
KRISTIAN (muy amable)-No, si yo hasta le he agradecido la ducha: hacía tanto calor…
ELENA(para quien Kristian también es una sorpresa)- Que agradeció la ducha. .. Si hubieran visto la cara que puso…
JOSÉ- Lo que yo hubiera dado por presenciar la escena…bueno ya habéis hecho las paces…Y Evans?. Por donde anda.
Kristian se sonrie al recoger una mirada que Rosa le envia por encima de las gafas.
KRISTIAN- Está acostado. Salió a tomar el aire y parece que se le ha subido a la cabeza… Evans!. Tenernos visita; estas presentable?.
JOSÉ(sonriendose)- Ya volvió a las andadas?… Pronto se olvidó de la bronca ue ayer.
Evans nace su aparición, perezosamente.
JOSÉ- Que tal,amigo…Por lo visto ya conoces el almacén de Pierina.
ROSA- Ándese; con cuidado; mire que no es muy amiga de los bebedores.
EVANS (refiriendose a Elena, con animo de desviar la conversación)-Y esta ricura, de donde ha salido?…
JOSÉ-No estaba hoy por la mañana con Kristian cuando se desencadenó un temporal?.
EVANS(sonriendose)- Ahí…Tanto gusto…
JOSÉ(mirando a KRISTIAN) -Bueno, ya tienes trabajo.
EVANS(con angustia)- Y yo?…
JOSÉ-Para ti todavia no he encontrado nada.
Evans respira, como quien se ve libre de un gran peso.
KRISTIAN (Mirando a Evans) Que poca vergüenza tienes.
JOSÉ-Te he encontrado un puesto en un remolcador, y vas a trabajar con muy buena gente…No te quejaras: antes de anclarte definitivamente en tierra, te hacemos pasar por el rio, para que el cambio no sea demasiado brusco.
KRISTIAN (sinceramente reconocido)-Gracias,José…Pero eso de que yo pueda anclarme en tierra…En fin,trataré de acostumbrarme.
JOSE- Tu lo que necesitas es encontrar una novia que te haga olvidar el mar.
Kristian mira a Elena.
ROSA- Y tu que sabes de esas cosas, mocoso.
José baja la cabeza y mira hacia Elena.
ROSA-Te quedas a cenar con nosotros, Elena?.
ELENA- No, señora.Tengo que irme porque mamá me necesita.
JOSE- No quieres celebrar el encuentro con mis amigos?.
ELENA (riéndose)-Ya lo hemos celebrado hoy por la mañana…Vaya, buenas noches.(Mirando a Kristian)… Y no me guarde rencor…
Kristian se sonrie viendo desaparecer a la chica.
EVANS- ¿Linda muchacha.
JOSE- Te gusta?.(Evans asiente con la cabeza)…Y eso que todavía no la conoces bien…
José se fija en Kristian, que se ha quedado con la vista perdida en dirección a la puerta.
JOSE- Y tu,que dices?.
Kristian sale de su abstracción y no contesta nada.
Elena sale de la casa y José la llama desde la ventana.
JOSE- Elena!.(La muchacha se vuelve para mirar hacia donde esta su amigo y recibe en plena cara el contenido de un jarro de agua)… Kristian me ha pedido que te devolviera el regalo.
Mientras José se rie, Kristian,que esta a su lado,niega con la cabeza, como si lamentase lo sucedido.
La grúa en que trabaja José, esta en plena actividad.
El remolcador, de cuya tripulación forma parte Kristian, sale en dirección al Rio de la Plata.
Evans, perezosamente sentado en un rincón del almacén de Pierina,se dispone a tomar una copa de ginebra que acaban de servirle. La patrona
PIERINA- Que, todavía no ha encontrado ocupación?.
EVANS (adoptando una postura mas correcta)-No,señora.
PIERINA-Por lo visto, usted espera que le traigan a casa un nombramiento del gobierno,verdad?…Dígame: no habra tenido alguna cues tion personal con el trabajo,y por eso no quiere encontrarse con el cara a cara?…Yo podría darle que hacer, si de veras quiere hacer algo.
EVANS-Pero que me dice?…Con lo que a mi me gustaría emplearme en un negocio como este.
PIERINA (con ironia)-Pues manos a la obra…Ahi tengo un huerto que necesita de alguien que cuide de el…
EVANS-Pero como, no es para trabajar aqui, sirviendo bebidas?.
PIERINA- No,señor. En este negocio no se puede ser a la vez empleado y cliente…Yo no necesito a nadie que se me beba las ganancias… Con que, ¡andando!…
Pierina se va hacia el huerto y Evans la sigue con manifiesta desgana.
En el canal del Rio de la Plata, un barco enfila la proa hacia Montevideo y Kristian, desde su remolcador, lo sigue con la mirada, olvidándose de su trabajo. Un capataz le llama la atención.
CAPATAZ- Eh,amigo!.que se le ha perdido a usted en aquel barco?. A
ver si se preocupa de su trabajo.
Kristian, que sostiene en la mano un cabo de amarre, se incorpora al trabajo de sus compañeros.
Un muelle de descarga en plena actividad. Suena la hora del mediodía y, entre los obreros que abandonan su trabajo, vemos a José descendiendo de su grúa.
El remolcador de Kristian esta atracando y José salta a bordo, para unirse a su amigo, que esta sentado a popa, con la mirada clavada en el agua.
JOSE- Es que piensas quedarte ahi todo el dia, en vez de comer?…
(Kristian se vuelve hacia José).Como sigas asi acabaras poniéndote enfermo…Ya te he dicho en otra ocasión que lo que tu necesitas es una mujer que te haga olvidar el mar.
KRISTIAN- Por que confias tanto en la influencia de las mujeres… Hablas, acaso, por experiencia?…
José sonríe y Kristian insinua con segunda intención.
KRISTIAN- Dime una cosa; esa amiguita tuya, Elena, tiene novio?.
José se queda sorprendido ante la pregunta. Suena la sirena de un barco que esta al costado del remolcador y José mira hacia arriba.La sirena deja de sonar y Kristian, que mira fijamente a su amigo, ve como esta trata de desviar la conversación.
JOSE- Oye, que hariamos para encontrarle ocupación a Evans?. Hasta aho-
ra han fallado todos mis intentos.
KRISTIAN (indiferente)-No te preocupes. Para que vas a darle el disgusto de hacerlo trabajar.
En el huerto de la casa de Pierina, Evans esta plantando unos repollos, pero con tanta meticulosidad que utiliza un astro para medir la distancia que queda entre ellos. Interrumpiendo su trabajo, se aleja, como buscando un conveniente punto de vista para contemplar su obra, sin darse cuenta de que su patrona lo esta observando.
PIERINA- Muy bien!…(Evans se vuelve sorprendido).Y eso es cuanto ha hecho en toda la mañana?…
EVANS-Es que…Verá…Yo soy un poco lento en el trabajo, pero es porque me gusta hacer las cosas muy bien…(Pierina lo mira con ironía)…Además…yo creo que esta ocupación no se ajusta a mis aptitudes.
PIERINA- Claro; a usted lo que le gustarla seria trabajar ahí adentro con la clientela, verdad?…
EVANS (muy contento)-Justó!…
PIERINA- Bueno, ya hablaremos de eso mas tarde. Ahora vamos a comer, porque lo que es hoy bien merecido se tiene el almuerzo.
En casa de Rosa a la hora de cenar. José, está de pie ante la mesa en la cual solo hay tres cubiertos.
JOSE- De modo que, a partir de hoy, Evans solo es nuestro huésped a las horas de dormir?…Bueno, pobre Pierina; antes de quince dias pone bandera de remate, porque Evans se le bebe todo el negocio.
KRISTIAN (saliendo de su habitación)-No es cosa de tomarlo a broma. Por ella, tanto como por el, es necesario que Evans salga de alli.
ROSA (hablando desde la cocina)-No se preocupen.Yo conozco muy bien a Pierina y la creo muy capaz de encarrilar a nuestro hombre.
KRISTIAN- Pero si es un caso perdido…Cuando no se ha enmendado con los castigos que le imponían a bordo…
JOSE- Dejalo.A lo mejor se encuentra ahora con la horma de su zapato…Cuando hayamos cenado, iremos a verlo.
KRISTIAN- Por que no pasamos antes por la casa de Elena, para devol-
verle la visita que ella me hizo ayer?.
JOSE (con marcado disgusto)- Ella no te hizo ninguna visita. ..La he tenido que traer a la fuerza…
Evans, sobre el mostrador del almacén, sirve sendas copas de ginebra a José y Kristian.
JOSE- Bueno, hombre: ya era hora de que encontraras un empleo de tu gusto.
KRISTIAN-Ahora solo falta que no sepas cumplir con tu obligación,y que la patrona tenga que echarte de aqui a patadas.
EVANS (haciéndose el ingenuo)-Que quieres decir con eso?.
KRISTIAN- Tu bien me entiendes.
EVANS- Puedes estar tranquilo…Yo aqui no soy cliente sino empleado…Solo bebo agua, y eso cuando tengo sed.
JOSE- Bueno, pero ahora tomaras una copa con nosotros para celebrar el que te hayas colocado.
EVANS- Nada, nada, quiero demostraros que soy un hombre de carácter.
JOSE- Vamos, hombre. Por una vez nadie se va a enterar…Tampoco hay que tomar las cosas tan a pecho.
José toma una copa, entre varias que hay sobre el mostrador,y la llena para ofrecérsela a su amigo. Evans mira a su alrededor y se dispone a aceptar la invitación de José.
VOZ DE PIERINA- Muy bien.
Evans se queda como petrificado con la copa al borde de los labios. Pierina avanza hacia el grupo con cara de pocos amigos.
VOZ DE UN CLIENTE- Mozo !
EVANS- Va !
Y en el momento justo en que llega Pierina,cEvans escurre el bulto.Su patrona lo sigue con la mirada y luego les reprocha a José y Kristian.
PIERINA-Solo esto me faltaba! Que ustedes vinieran aqui a tentar a su amigo!.
VOZ DE EVANS- No, señor. No le sirvo mas copas porque aqui no queremos borrachos.
Pierina y los dos muchachos vuelven la cabeza asombrados.
EVANS (en actitud de dirigirse a alguien que esta sentado y observando de soslayo a su patrona)-Ademas, usted no sabe que el alcohol
es muy malo para el hígado?…Por ese camino no podra llegar a viejo!.
El cliente con quien Evans se muestra paternal, es un viejo venerable que mira al mozo con sorna y le arranca de la mano la botella para servirse el mismo.
José y Kristian se rien a placer, mientras Pierina mira fijamente a su empleado.
PIERINA- Rianse todo lo que quieran, pero yo les aseguro que, o dejo de ser quien soy o a ese lo curo yo radicalmente.
En la cocina de su casa, Rosa ultima el arreglo consiguiente a la cena. Kristian se asoma por la puerta.
KRISTIAN- Sabe,abuela, que tenia usted razón al confiar en la energía de la italiana?.
ROSA (volviendose)-Vienen ustedes del almacen?…Y José?…
KRISTIAN- Ha ido a casa de Elena…Según el, a ver a la madre de la muchacha, que por lo visto esta un poco enferma.
Una habitación en la casa de Elena, en la cual están su padre y su madre. El hombre lee un periódico y la mujer cose ropa.
VOZ DE JOSE- Por donde anda la gente!…
MADRE DE ELENA (después de volverse hacia la puerta)-Ahi esta Josécon su buen humor. Con el nunca rezan las penas.
Entra José y se abraza a la madre de su amiga.
JOSE- Que dice mi viejita ! Que hay viejo!…
MADRE- Baja la voz, condenado, que me vas a despertar a la gente menuda.
JOSE (hablando bajito)-Como va ese valor?.
MADRE-No tan bien como yo quisiera, pero vamos tirando.
JOSE- Hay que reirse de los achaques, para ganarles por la mano.
MADRE- Si tu tuvieras mis años y hubieras traido al mundo los hijos que yo he traido, ya veríamos si hablabas asi.
JOSE- Que habla usted de años y de hijos, si esta mas buena moza que nunca…Verdad,viejo?…Voy a ver que esta haciendo Elena.
MADRE (viendo salir a José)- Siempre el mismo…Cuando solo tenia unos meses, y su madre me lo dejaba mientras iba a trabajar, se pasaba horas enteras en la cuna, sin dar ninguna guerra y con la sonrisa en los labios.
PADRE- Dimelo a mi, que tantas veces lo he tenido sobre mis rodillas.
José, asomado a la puerta de la cocina, mira en silencio hacia donde esta Elena. Muy despacio se aproxima a ella y la sorprende tomándola por la cintura.
ELENA (volviéndose bruscamente)- Habrase visto entrometido…A que
vienes a la cocina, si siempre sales mal parado…Ahora verás.
Elena toma una sartén con intenoion agresiva y José corre a escudarse de tras de la puerta. Poco a poco asoma la cabeza.
JOSE- Calma, calma, fierecita; que no vengo en busca de pelea.
ELENA- Pues habla sin acercarte, si no quieres que te haga un chichón.
VOZ DE LA MADRE DE ELENA- Cuidado, José; que tus visitas a la cocina siempre me cuestan algún plato.
JOSE-(dirigiendo la voz hacia donde se supone a la madre de Elena)- Pero es su hija la que los rompe.
ELENA- En tu cabeza, por meterte en donde no te llaman.
JOSE- Bueno, hagamos las paces…Oye, te gustaría salir conmigo una de estas noches.
ELENA- Solos?…Por que no vienen con nosotros tus amigos…Parecen tan simpáticos…
JOSE (visiblemente contrariado)-Evans solo y Kristian… Kristian es muy aburrido, solo piensa en el mar…Además, no se si les agradara el programa.
ELENA- Diselo, ver.
JOSE (tras un breve silencio)- Bueno me voy para que trabajes a gusto.
ELENA- ¥a estas tardando en hacerlo.
José se aproxima a Elena y le da una palmadita en la cara, después de haberse embadurnado la mano con el negro de humo de una cacerola sin que la muchacha se haya dado cuenta.
JOSE- Adiós, mal genio.
ELENA- Adiós, antipático.
JOSE- (ya desde la puerta)-Elena:que tienes en la cara?.
La chica se queda un poco sorprendida, y, al comprobar la broma de que ha sido victima, lanza un cacharro que se estrella contra la puerta, al mismo tiempo que José la cierra rápidamente, dejando oir su risa.
Kristian, apoyado en la borda del remolcador, que avanza rio afuera, clava su mirada en el horizonte.
José trabaja en la grúa.
Evans, en la trastienda del almacén, llena un vasito del contenido de una botella cuya forma recuerda la de los frascos de específicos farmacéuticos. Cuando se dispone a beber, con cara de satisfacción, aparece Pierina.
PIERINA-¿Que es eso?.
EVANS (volviéndose, sorprendido)-Es…una medicina. Una medicina para el higado. Porque yo padezco un poco del hígado, sabe?…
PIERINA- Y padeciendo del higado no era usted capaz de dejar la bebida?.
Evans se toma la pretendida medicina haciendo gestos y borrando su rastro con un vaso de agua, como si se tratase de algo desagradable.
Pierina al salir de la trastienda se encuentra con Rosa.
PIERINA- Que le trae por aqui, Rosa.
ROSA- Lo de siempre, hijiña: dejarle plata…Y Evans, se va acostumbrando al trabajo?.
PIERINA-Yo no se de donde han sacado ustedes la historia de que Evans es un holgazán.
ROSA-No, si a mi siempre me ha parecido un gran rapaz…Si no le gustara tanto la bebida!..
PIERINA-¡Bah !. Le lei la cartilla muy enérgicamente, y esta tan curado como si en su vida hubiera catado el alcohol.
VOZ DE UNA MUJER QUE ACABA DE ENTRAR- Doña Pierina.
Pierina deja sola a Rosa y Evans sale de la trastienda.
EVANS- Hola, viejita!.. .Quien me iba a decir a mi que habia de encontrar aqui una segunda madre.
ROSA (halagada por las zalamerías de Evans)- Vaya, vaya. Dejese de lerias… Ya me dijo su patrona que estaba muy contenta de usted.
EVANS- Ah, si?…
ROSA- Como que lo único que le faltaba para ser una gran persona era olvidarse de la bebida.
VOZ DE UN CLIENTE-Mozo!
EVANS- ¡Va¡
Pierina hojea un muestrario de telas, frente a una muchacha de mediana edad cuyo aspecto responde al de una modista de barrio.
PIERINA- No son feas; pero a mi me gustaría algo por el estilo de un traje que yo tengo…Te lo voy a buscar para que lo veas.
Pierina entra en la trastienda y Rosa se aproxima a la modista.
ROSA- Ah,ah! Pierina eligiendo telas? Nunca le conocí mucha afición a los vestidos.
MODISTA- Pues si no la tenia debe de habérsele despertado de repente a juzgar por lo que ahora se preocupa de ellos.
En la trastienda, Evans se dispone a proseguir su «tratamiento del higado». Pierina lo observa desde la puerta que comunica con las habitaciones, y no le pasa desapercibido el regusto con que su dependiente saborea la «medicina». Evans sale y la italiana identifica el liquido que tanto atrae a aquel.
PIERINA (con indignación y mirando de reojo hacia donde se supone a Evans)- No sabía yo que las enfermedades del higado se curasen con ginebra.
Pierina planea un escarmiento y se fija en una damajuana que contiene alcohol de una graduación muy elevada. Llena con su contenido una jarra de agua y luego substituye por alcohol la ginebra de Evans.
PIERINA- Con esto si que te vas a curar el higado!
Evans, que finge seguir con atención una partida de damas que juegan dos clientes, ve salir a Pierina, la cual se une a Rosa y a la modista.
PIERINA (mostrando un vestido que lleva en la mano)-Ves!. Esta es la tela que yo te decía.
MODISTA- Pero ya no esta de moda, doña Pierina.
Pierina, mas atenta a los movimientos de Evans que a las observaciones de la modista, ve como aquel entra de nuevo en la trastienda y ella hace lo mismo, aunque por diferente puerta.
Evans toma un vasito pero antes de llenarlo cambia de idea y lo substituye por uno grande de los de agua. Pierina observa la escena sin perder detalle.
Evans llena el vaso y antes de apurarlo lo contempla, sonriente. Pierina es todo ojos.
Evans es todo paladar y bebe con glotonería hasta sentir los efectos del alcohol, que le obligan a llevarse las dos manos a la garganta en un gesto de desesperación. Con los ojos fuera de las órbitas busca algo inconcreto y, al fijarse en una jarra se la lleva a la boca sin darse cuenta de que lo que el cree agua es también alcohol. En el colmo de la desesperación estrella la jarra contra el suelo y sumerge la cabeza en una pileta de agua.
José desciende de su grúa en el momento en que un capataz se le acerca.
CAPATAZ- José: esta noche tendrás que hacer doble jornada, porque hay un barco que está para entrar.
JOSE- Y por que no viene Manuel.
CAPATAZ- Todavía no se repuso del accidente.
José, aunque de mala gana, acata la orden del capataz.
En casa de Rosa, esta cose un boton en la camisa que Kristian tiene puesta.
VOZ DE UN MUCHACHO- Doña Rosa!…
Rosa va hacia la ventana que da al huerto y ve al chico del almacén de Pierina.
MUCHACHO- José llamó por telefono. Dice que esta noche tiene que trabajar y que vendrá muy tarde.
Rosa se vuelve hacia Kristian y se aproxima a el para acabar de coserle el boton de la camisa.
ROSA-Ha oido?.José tiene que trabajar esta noche…Habra que decirselo a Elena, porque pensaban ir juntos a la verbena.
Después de una breve reflexión, la madre de José levanta la cabeza para mirar a Kristian.
ROSA-Y por que no sale usted con ella: a la pobrecilla no ha de hacerle mucha gracia quedarse en casa.
KRISTIAN (sorprendido y desconcertado)- Quien,yo?…
ROSA- Usted, claro !… .Tiene algo de particular la cosa?…
KRISTIAN- No… pero a saber que pensara ella del cambio…
ROSA- Y que más le da a Elena salir con usted o con José.
Ante el desconcierto del muchacho,Rosa Insiste.
ROSA- Para mi que usted le tiene miedo…
Kristian no contesta y mirando hacia la habitación que ocupan el y Evans, le dice a este.
KRISTIAN-Oye, Evans: ya que vas a salir esta noche, quieres venir con Elena y conmigo?
Evans asoma la mano por la puerta y hace con ella un signo negativo.
KRISTIAN- Por que no quieres venir?
Evans sale de su habitación; lleva atuendo dominguero y una venda en la gargante.
EVANS (completamente afónico)- Porque yo también tengo mis compromisos, amiguito.
ROSA (mirando a Evans)- Me parece que ahora me voy explicando la afición que a Pierina le ha entrado por los trapos…
EVANS (saludando versallescamente)- Bon soirmadame.
ROSA (fingiendo la afonia de Evans)-Leve o señor moi boa noite.(Con voz normal).Y tenga mucho cuidado con la ginebra de Pierina.
En el lugar en donde están emplazados varios puestos de una verbena, la gente trata de divertirse como puede.Mientras caen los muñecos de un pin pan pun, se oyen las risas de los que disparan las pelotas. Entre la gente que se entretiene en este espectáculo se encuentran Kristian y Elena; ella, sonriente, ve como los demás se divierten; el la mira mostrando cierta preocupación y cuando la muchacha se vuelve hacia su compañero Kristian mira, muy serio hacia los muñecos.
ELENA-(tornándose seria para ponerse a tono con Kristian)-Por qué no prueba usted su puntería… No le agradaría aplastarle la nariz a aquel muñeco que se esta riendo de nosotros?
KRISTIAN (después de mirar al pelele al cual se refiere la muchacha) -Que quiere, Elena. A mi no me divierten estas cosas.
ELENA- Ni estas ni otras, porque siempre esta serio… Para mi que en su tierra no permitan que la gente se ria…
KRISTIAN- Evans y yo somos del mismo pueblo y el rara vez esta triste… Es mi carácter.
ELENA (entre dientes)- Su carácter …
Elena mira hacia donde esta el muñeco, que continua «riéndose de ellos y, tomando una pelota del mostrador la dispara con toda su fuerza dejando al muñeco patas arriba y mirando a Kristian, como lamentando no poder hacer lo mismo con el.
Frente a otro puesto de la verbena, la seriedad de Kristian y la resignación de Elena contrastan con las ansias de divertirse que exteriorizan las personas que les rodean. Pierina y Evans pasan en una calesita y saludan alegremente.
ELENA- Vea esos!…Tampoco le agradaría dar unas vueltas aquí?… Bueno; nos iremos con la música a otra parte.Esta visto que no podemos encontrar árbol en que ahorcarnos.
En una confitería entra una alegre pareja de novios y cruzan por delante de una mesa frente a la cual están sentados Elena y Kristian, el uno al lado del otro. Ella sigue con la mirada a la pareja que acaba de entrar y el mira a su amiguita fijamente.
ELENA- Pero dígame: como no se le contagia la alegría de José o el buen humor de Evans, estando siempre con ellos?
KRISTIAN- Ya le he dicho que no todos tenemos el mismo carácter, ni las mismas preocupaciones.
ELENA- Bah! Como si para los demás todo fuese en la vida color de rosa.
Elena se queda mirando en determinada dirección e insinúa una sonrisa de complacencia. Kristian se fija en ella y mira también hacia la pareja de novios que antes han entrado, los cuales están en el mejor de los mundos.
ELENA-( Mirando a su compañero)-Usted me ha dicho hace pocos dias que nunca habia estado enamorado,verdad?.(Kristian asiente con la cabeza)…Entonces, por que no se asoma a los ojos de una mujer, para conocer el mundo a través de ellos?…A lo mejor lo encuentra muy distinto a como lo ha visto hasta ahora.
KRISTIAN- Eso me ha dicho José algunas veces.(Y tras una breve vacilación) …Elena!…Por que no me ayuda a ver ese mundo de que me habla.
Y Kristian obtiene la respuesta en la actitud de Elena, que se aproxima a el insensiblemente hasta que las caras de ambos quedan casi juntas.
Elena y Kristian ya no son un oasis en la alegria de la verbena. Ambos se divierten, como la demás gente, sacando partido de todas las cosas que antes carecían aparentemente de sentido para Kristian.
En el puesto de pin pan pun los muñecos se van cayendo bajo el imperativo de los tiros certeros que alguien descarga sobre ellos.Los tiradores son Kristian y Elena, que no dan tregua al brazo. En un momento en que la chica se dispone a tirar, su amigo la detiene.
KRISTIAN- Un momento !.Aquel muñeco, no es el que antes se reía de nosotros?.(Elena afirma con la cabeza)….Pues déjamelo de mi cuenta.
Kristian acomoda la pelota en su mano con marcada fruiccion, y el muñeco lo mira asustado. Lanza el tiro con fuerza y el pelele se agacha esquivando la acormetida. La pelota pasa sin rozarle y al mismo tiempo que se incorpora, exclama.
MUÑECO- Rediez si no me agacho!…
José se desayuna en la cocina de su casa. Su madre esta cerca de el.
JOSE- Y Kristian, salió muy temprano?
ROSA- A la hora de siempre. Quiso entrar a verte pero le dije que habias venido muy tarde.
JOSE- (levantándose)- Voy a pasar por la casa de Elena, a ver que
tal lo ha pasado ayer noche.
ROSA- A juzgar por el buen humor con que se ha levantado Kristian, no debio de irles muy mal que digamos.
Elena, en el huerto de su casa, esta extendiendo ropa a secar. Las prendas que cuelgan de una cuerda forman un tabique entre ella y José.
ELENA- Al principio llegué a creer que me esperaba una noche de duelo, pero luego…luego se me pasaron las horas como si fueran minutos… Yo no he conocido nunca una persona tan agradable como tu amigo, cuando no esta triste.
VOZ LEJANA LE LA MADRE DE ELENA- Elena!
ELENA- Voy, mamá.
Elena sale corriendo en dirección a su casa, sin despedirse siquiera de José el cual se queda consternado, con la vista perdida en el suelo y como si se desistiera a creer lo que acaba de escuchar. Tras unos instantes de vacilación avanza lentamente, sin saber que rumbo tomar, y sus pasos le llevan a perderse en el corazón de la gran ciudad, sobre cuyo movimiento flota insensiblemente.
El remolcador en donde trabaja Kristian contesta a la orden de largar recibida del barco que va remolcando. El optimismo de Kristian y la alegria que pone en su trabajo provocan en dos de sus compañeros el siguiente comentario.
MARINERO PRIMERO- Pero que ven mis ojos!…A Kristian ya no le interesan los barcos que se hacen a la mar?
MARINERO SEGUNDO- Será que ya va echando raices por aca?…Como no ande por medio alguna criollita…
Elena, en la casa de Rosa,esta sentada frente a la maquina de coser. La madre de José trabaja en cualquier labor.
ROSA (riéndose)- Y para descubrir todo eso ha sido necesario que salieras ayer noche con el ?…
Elena se sonrie y niega con la cabeza.
ROSA (queriendo echárselas de suspicaz)- Que me vas a contar a mi. Dicen que el diablo sabe más por viejo que por diablo, y a mi me sobra edad para adivinar ciertas cosas…Pero lo que no comprendo es por qué me dijiste, hace pocos dias, que Kristian te parecia muy aburrido.
ELENA- Y que queria que dijese, si el no se fijaba nunca en mi…Pero verdad que es muy buen mozo?…
ROSA- Muy buen mozo y un gran rapaz…Poco tiempo hace que lo conozco, y le tengo tanta ley como si siempre hubiera convivido con nosotros.
ELENA- Eso si; si yo me llegara a casar con el, seria a condición de que no volviese a pensar en el mar.
ROSA- Ah,ah?…Tan de prisa van las cosas? .
José, que ha escuchado las ultimas palabras de las dos mujeres, irrumpe inesperadamente en la habitación en donde aquellas están
ROSA- Como, tu aqui? .
JOSE- No me encontraba bien para trabajar.
ROSA (aproximándose a su hijo)- Estas Enfermo, hijo?…
JOSE- No, mamá; solo estoy muy cansado…
Cuando va a entrar en su habitación, saluda a Elena.
JOSE- Hola, Elena.
ELENA- Que te pasa, José.
JOSE (de mala gana)-Que ayer trabaje hasta muy tarde…Me voy a acostar un par de horas.
José se deja caer sobre su cama y queda con la vista clavada en el techo, sin poder disimular su gran tristeza.
Se oye el ruido de la maquina de coser.
JOSE (exasperado)- Elena!.
La muchacha, asustada, interrumpe bruscamente su trabajo.
JOSE- A ver si dejas de coser, porque me molesta el ruido de la máquina.
Y con las lágrimas a flor de ojos, Jose aprieta la cara contra la almohada.
Rosa esta tejiendo en su habitación, cuya puerta esta abierta. Aparece Kristian y se detiene bajo el dintel.
KRISTIAN (alegre)- Buenas noches, abuela!…
ROSA (levantando lentamente la cabeza y hablando con un deje de tristeza)- Por lo visto, ninguno de ustedes ha querido hacerme compañía esta noche.
KRISTIAN- Como; y José?…
ROSA- Volvio del trabajo por la mañana, porque se encontraba muy cansado,y no quiso levantarse en todo el día…Ha cenado usted ya?.
KRISTIAN- Si, señora; con Pierina y Evans… No se por que me parece que esos llegan a la iglesia antes de lo que todos esperamos…
ROSA- Ah, si?…Pues como no madruguen, yo se quienes le van a ganar la delantera.(Mirando significativamente a Kristian). No ha visto hoy a Elena?…
Kristian, sin poder ocultar su satisfacción, afirma con la cabeza.
KRISTIAN- Voy a ver a Jose; Todavía no he hablado con el desde ayer.
ROSA (mientras se aleja Kristian)- Pregúntele que si quiere comer alguna cosa.
Kristian entra en la habitación de su amigo. Al encender la luz,José se vuelve perezosamente.
JOSE- Que hay !…
KRISTIAN (sentándose en la cama)- No te encuentras bien, José?.
JOSE (muy secamente)- Si; pero vete. Quiero dormir !.
KRISTÍAN- Dice tu madre que si quieres comer algo.
JOSE- Te he dicho que lo que quiero es dormir!
José se vuelve hacía la pared y Kristian se levanta y sale de la habitación con la cabeza baja, como adivinando lo que le ocurre a su amigo.
Elena duerme placidamente.
Kristian también duerme, dejando traslucir la serenidad de su sueño.
José se revuelve insistentemente en su cama, con signos de estar bajo la acción de una desagradable pesadilla.
Para el, el mundo es un caos: una procesión de barcos lo cruza en todas direcciones, navegando por mares y continentes Y, sobreponiéndose a todo, las caras de Kristian y Elena se entremezclan con tal fuerza a los demás elementos que forman el mundo que esta soñando José, que sus gestos de alegría y su incesante risa llegan a privar en absoluto.
Los primeros rayos de sol que pasan a través de la persiana, llegan hasta la cara de José y este se despierta. Al tirarse de la cama abre la ventana y se fija en Elena y Kristian, que se han levantado con el sol y hablan alegremente, separados por la empalizada que limita los huertos de las dos casas. José vuelve a cerrar la ventana.
La madre de José esta en la cocina, y el muchacho se asoma a la puerta.
JOSE- Buenos días, mamá.
ROSA (volviéndose)- Ya te encuentras bien ?
JOSE- Creo que si.
ROSA- Sabes lo que me ha dicho hoy Evans?…Que quiere que yo sea la madrina de su boda…Me parece que para los dos es la gran solución: Pierina tendrá un hombre que la ampare y Evans habrá encontrado el freno que le hacia falta.
JOSE- No creo que la italiana necesite el amparo de nadie.
ROSA- Pero a Evans si le conviene la protección de ella…En fin; tendré que comprarme un traje nuevo; y me parece que con el voy a matar dos pájaros de un tiro, porque, con la prisa que llevan Elena y Kristian tampoco se andarán mucho por las ramas…Esos si que son tal para cual; no es cierto?…
José baja la cabeza, sin contestar nada, y su madre se vuelve hacia el.
ROSA- que te pasa?…
Y José, para que su madre no lo sorprenda llorando, se va hacia el comedor y se sienta, ocultando la cara entre los brazos. Su madre, que lo ha seguido desconcertada, vacila un momento y, por fin, reacciona como si hubiera hallado la explicación de lo que ocurre.
ROSA (aproximándose a su hijo)- Pero no es posible!… Elena nunca ha sido para ti más que una hermana.
JOSE (sin levantar la cabeza)- Hace ya mucho tiempo que la quiero, madre.
ROSA- Y ella, lo sabia?
JOSE- No, señora…Siempre tuve miedo de decírselo…
José se levanta y se encierra en su habitación. Rosa, lo sigue y se queda apoyada contra la puerta.
ROSA- Pobre hijo mio!… Como es posible que yo haya estado ciega
tanto tiempo!…
Ha pasado algún tiempo. Tal vez un mes. La puerta del almacén de Pierina esta cerrada. En un papel clavado con cuadro chienches se lee lo siguiente:
«CERRADO POR MATRIMONIO”
Frente al espejo de un tocador modesto, Evans cuida los últimos toques de su atuendo de novio. Pierina entra apresuradamente.
PIERINA- Pero que haces para tardar tanto?.
EVANS (cachazudo)- Es que uno no se casa todos los dias y me gusta
dar este paso sin prisas.
Pierina contempla a su novio de arriba a abajo y le coloca una flor en el ojal.
PIERINA-Quiero presumir de novio; para eso me caso con un buen mozo.
EVANS- El único que puede presumir soy yo; porque me llevo la mejor moza del barrio.
Al hablar Evans,Pierina se retira un poco hacia atras.
PIERINA- TU has bebido…
EVANS (con el consiguiente susto)- Yo?…
Pierina se fija en un frasco de elixir dentifrico que hay sobre el tocador y lo toma para, olerlo.
PIERINA- Y esto?…Es que te limpias los dientes con ginebra?…
EVANS (desconcertado)- Se habran equivocado en la farmacia, mujer…
PIERINA (tomando violentamente de la mano a su novio)- Vamos!.Da gracias a que hoy no quiero incomodarme.Ya ajustaremos esta cuenta.
En una habitación en donde esperan varios invitados, irrumpen Pierina y Evans.
PIERINA- Y el padrino?.
ELENA (que esta con Kristian, al lado de una ventana)-Aqui lo tienes.
PIERINA- No han venido todavia Rosa y José?
KRISTíaN- Ahora mismo los vamos a buscar.
Elena y Kristian suben alegremente las escalerasde la casa de Rosa.
KRISTIAN- Abuela: vengan pronto porque los novios tienen mucha prisa
por ahorcarse.
Los loa muchachos se detienen en la puerta del comedor de Rosa, muy sorprendidos. La madre de José esta sentada en una silla y llora mientras contempla una carta que tiene en la mano.
KRISTIAN- Pero que ocurre?…
Rosa, por toda contestación, le alarga la carta.
KRISTIAN (leyendo) – «Madre: cuando reciba esta carta ya estaré navegando en el San Miguel fuera de las aguas del Rio de la Plata. Perdóneme por naberla desobedecido, pero la tentación de navegar ha sido mas fuerte que mi voluntad. Volveré pronto, cuando haya pagado esta deuda que tenia pendiente con el mar, y entonces si que no habra nada que pueda separarnos. Estoy seguro de que Elena y Kristian la querrán como si fueran hermanos mios…”
Kristian interrumpe la lectura y acaricia a Rosa, muy emocionado.
KRISTIAN- Y que es usted para mi, sino una segunda madre. (Rosa se enjuga las lágrimas)…Pero no se ponga asi, viejita… El San Miguel no hace la ruta de Europa, y las aguas de America todavia son aguas de paz.
Rosa recobra su entereza y se levanta, interrumpiendo a Kristian.
ROSA- Vamos?. No hagamos esperar a los novios.
Kristian y Elena la ven marchar, sin poder ocultar su tristeza. Kristian mira la carta y la estruja en su mano, pugnando por contener las lagrimas. Elena le pregunta tímidamente.
ELENA- Acaso tu sabes por qué se embarcó José?.
Kristian mira a su novia y duda antes de contestar.
KRISTIAN- ¡Quien yo?… (Y tras encojerse de hombros,prosigue).José lleva en las venas sangre de marineros y forzosamente había de sentir alguna vez la tentación del mar. y
ELENA- Y tu; estás seguro de no volver a caer en esa tentación?…
KRISTIAN (mirando muy fijamente a Elena)-No, amor mio…Cuando te tengo a mi lado me olvido de todo, hasta del mar… Bien decia José: «No hay horizonte mas hermoso que el que se ve a través de los ojos de la mujer que se quiere»…
Un barco navegando por alta mar. Un marinero canta una melopea alusivaal mar, acompañándose con un acordeón. José, que estatrabajando sobre cubierta se asoma a la borda para contemplar el horizonte. Hastael llega lacanción de su compañero, que se pierde en el horizonte, saltandopor lacresta de las olas que juegan con los brillos del sol.
FIN